Jugar al fútbol a los 81... Sí 81

AGOSTO | 2016

Si jugar al fútbol después de los 50 es curioso, ¿cómo piensan que será jugar al fútbol a los 81? HoySeJuega estuvo con César Meneghello, apasionado, acérrimo y eterno jugador de fútbol que con 81 pirulos sigue descociéndola en las canchas.

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César Meneghello, o El Tano, como lo conocen todos, ama el fútbol, es su gran pasión. Desde su Italia natal y a muy temprana edad ya derrochaba amor por la pelota. Jugó desde siempre fútbol amateur e incluso escribió algunas páginas de su currículum en Sportivo Italiano, donde jugó profesionalmente.

Después de casarse, tener hijos y empezar a trabajar en la empresa de su suegro, fundó, junto a algunos socios, la Asociación Intercountry de Fútbol de Zona Norte (AIFZN) y allí jugó sin parar. Hoy, a los 81 recién cumplidos, sigue jugando al fútbol, porque sus compañeros del equipo Maschwitz, el “equipo fundador” le reclaman su presencia todos los fines de semana. Y él dice siempre presente.

Aunque con una rodilla lastimada hace años y su mujer que un poco le rezonga tan perfecta asistencia, El Tano responde cada sábado y domingo, por lo menos uno de los dos tiempos del encuentro. “El fútbol es el mejor remedio que tuve en mi vida, me dio muchos amigos y reconocimiento. No sé hasta cuándo jugaré, yo todavía me siento útil”, relata César.

Sin embargo, hace un tiempo tuvo un intento de “jubilación”, con aplausos, reconocimientos, emoción y todos los condimentos de una auténtica despedida. Ese día, este marcador de punta derecho –aunque a veces izquierdo-, tal como él se define, jugó el partido de su vida y dejó todo en la cancha.

Y a pesar de que, quizás por su posición, no tiene muchos goles en su haber, ese día tuvo una clara posibilidad de convertir con un penal indiscutible. “Hice muy pocos goles, pero el árbitro me dice: ‘César, lo tenés que patear vos’. Entonces lo pateo a la derecha, con la mala suerte de que pega en el poste y se va afuera. Todos se lamentaban, hasta los propios adversarios. En eso viene el juez y me dice: ‘No te preocupes, Maradona erró un penal en la final del Mundial ‘90’ y yo le dije: ‘ya sé, no me lo digas a mí, que yo estaba en Italia cuando erró ese penal’”, cuenta El Tano.

Pero como a veces la vida es justa, César tuvo su revancha con la red: “Al domingo siguiente me llamaron porque necesitaban a uno más. Empatábamos 1 a 1, parejo, en eso viene un córner y un amigo, el mejor de todos nosotros, el 5, me dice ‘Tano vení, vení conmigo, da la vuelta que yo te busco. Patea el córner y yo en el borde del área, cabeceo y la meto adentro. Me puse de rodilla y le agradecí a Dios: ‘no la emboqué el sábado pasado que era mi despedida y hoy me das la satisfacción de meter un gol’. Hasta los rivales vinieron a abrazarme. Y me puse a llorar”, comenta, visiblemente emocionado.

Cinco meses estuvo retirado. Un fin de semana volvió a sonar el teléfono y eran sus compañeros de Maschwitz: lo necesitaban. Y él dijo presente una vez más. “Yo vengo, no quiero entrar pero si alguno se lesiona o se cansa, entro”, asegura El Tano Meneghello, quien todavía tiene nafta para rato…